Contribución a partir del 22 de diciembre de 2024
El actual debate sobre una posible marcha atrás en la legalización del cannabis tras un cambio de gobierno ha causado un gran revuelo. Después de RUHR24 y Tagger nos plantearan esta cuestión, nos gustaría aprovechar la oportunidad para presentar nuestra perspectiva sobre la situación.
Nuestra valoración política
Las exigencias de la CDU/CSU y de la Asociación de Médicos Alemanes para revertir la legalización resultan ser escaramuzas de campaña electoral. En nuestra opinión, no es políticamente factible llevar a la práctica estas exigencias. El SPD, como impulsor de la ley, probablemente rechazaría un giro de este tipo en una posible gran coalición. Los Verdes, que llevan décadas haciendo campaña a favor de la legalización, tampoco aceptarían un paso así sin perder su credibilidad política. Por lo tanto, no nos parece realista un giro completo de la KCanG. Sin embargo, suponemos que la ley sufrirá algunos cambios en la próxima legislatura.
Consecuencias jurídicas y económicas
Revertir leyes aprobadas democráticamente que ya han dado lugar a estructuras e inversiones de gran alcance plantearía considerables cuestiones jurídicas. Muchas asociaciones de cultivadores ya han invertido recursos financieros y tiempo en la creación de sus estructuras. Las licencias concedidas por siete años, las propiedades alquiladas o compradas, los permisos de construcción, los sistemas de seguridad instalados y el personal formado representan inversiones significativas que no pueden revertirse sin más.
La cuestión de la responsabilidad por daños y perjuicios es especialmente controvertida. El Estado se expondría a considerables reclamaciones por daños y perjuicios si se retirara la ley. Las asociaciones y empresas han invertido mucho dinero confiando en la legalidad y estabilidad de la ley. Una revocación no sólo causaría pérdidas financieras directas, sino también costes de seguimiento debidos a contratos ya celebrados, obligaciones de personal y medidas de infraestructura ya aplicadas. La base jurídica de tales reclamaciones de daños y perjuicios surge de la protección constitucionalmente protegida de las expectativas legítimas y del principio de proporcionalidad. El Estado tendría que pagar por estos daños, una carga innecesaria para el presupuesto estatal que podría evitarse adhiriéndose a la legislación adoptada.
Perspectivas sociales
La legalización parcial permite por primera vez un enfoque holístico de la política del cannabis. El acceso controlado para adultos bajo supervisión estatal no sólo garantiza una protección eficaz de los menores mediante una regulación estricta, sino que también permite un control exhaustivo de la calidad de los productos. La labor educativa científicamente fundamentada y la desestigmatización de los consumidores contribuyen a un enfoque social más responsable del cannabis.
La prevención moderna
La legalización significa que por fin se puede hablar abiertamente de los riesgos del consumo. El trabajo de prevención se beneficia de campañas de información orientadas a grupos específicos y ofertas de ayuda de bajo umbral. En lugar de criminalizar a las personas, ahora la atención se centra en minimizar los daños de forma realista. Las estructuras jurídicas también ofrecen la oportunidad de privar a las organizaciones delictivas de su base comercial y de retirar del mercado los productos contaminados.
Perspectivas de futuro
En tiempos de crisis múltiples, debemos centrarnos en los problemas realmente acuciantes. El cambio climático, la justicia social, las necesarias reformas educativas y la estabilidad de nuestro sistema sanitario requieren toda nuestra atención. Revertir la legalización del cannabis no solo supondría un despilfarro de valiosos recursos, sino que también representaría un importante retroceso sociopolítico.
Como asociación, estamos a favor de una política en materia de drogas basada en pruebas científicas y no en debates ideológicos. Hay que centrarse en la educación sanitaria, la protección del consumidor y los enfoques preventivos, no en medidas represivas.
La legalización del cannabis es un paso importante hacia una política de drogas moderna y realista. Una marcha atrás no sólo sería legal y económicamente problemática, sino que también representaría un importante retroceso sociopolítico. En lugar de debatir hipotéticos escenarios de retirada, deberíamos centrarnos en aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la legalización y dar forma a una política de cannabis responsable.
La era de la estigmatización y la criminalización debe ser por fin cosa del pasado. Sólo una política fiable puede reforzar la confianza de los ciudadanos en los procesos democráticos de toma de decisiones.